Revista Latinoamericana de Difusión Científica
Volumen 5 – Número 8 – Enero/Junio 2023- ISSN 2711-0494
Antonio Boscán Leal// Educar hijos no machistas, 127-151
legitimidad de soñar con ser ingenieras, científicas, empresarias, astronautas, alcaldesas o
presidentas. Si bien el feminismo ha dado ejemplos claros de mujeres muy valiosas, al
mismo tiempo, está haciendo un fuerte llamado a no olvidar a los jovencitos. Si ahora se
enseña a una niña que no ha nacido con la voluntad de ser peluquera, secretaria o
enfermera, ¿por qué no se está enseñando a los niños que ellos tampoco han nacido para
ser violentos, impositivos, sexistas u homófobos?
Si importa tanto educar con nuevos referentes positivos a las niñas, también tiene
que importar, de un modo especial, una educación con nuevos referentes positivos para
los niños, porque “los niños no son culpables del patriarcado. Los niños tienen derecho a
ser libres y felices, y el sexismo (presente dentro de su familia y el imperante a su
alrededor) no se lo permite". Y lo peor que está pasando es que ese espacio que ha
quedado baldío, debido a ese abandono del trabajo con los varoncitos, lo están
aprovechando los grupos delincuenciales o el nuevo movimiento queer y trans,
provocando un descalabro total de sus vidas.
El modelo del siglo XXI para las niñas es una Imelda Rincón, una Lía Bermúdez,
una Gabriela Mistral, pero... ¿qué modelos positivos hay para los niños? No los hay. En
los medios seguimos viendo la exaltación de Rambo o del Hombre Araña. Necesitamos
referentes positivos para ellos. Modelos de hombres buenos, sanos, justos y respetuosos.
No se está trabajando el impacto que el sexismo tiene en los niños y jóvenes. Los
niños y jóvenes necesitan aprender a ser tiernos, compasivos, además de ser fuertes y
proactivos. No nacen agresores ni machistas, la sociedad los convierte en eso, en base
a miles de estímulos que reciben desde el nacimiento. “Es ahí donde hay que ir. Hay que
cambiar los cerebros", argumenta el antropólogo Ritxar Bacete (en López, 2020).
El mismo Bacete señala que:
“
Las niñas que juegan al fútbol ya no son tildadas de marimachos, sino
de campeonas, pero a los niños que hacen gimnasia rítmica se les sigue
señalando. Abrazar el poder gusta. Ver a tu hija disfrazada de Super Woman es
guay, pero ver a tu hijo disfrazado de Frozen, no. Hay contextos que no están
preparados para los chicos. No tienen permiso social. Seguimos premiando
la competitividad en los chicos. Se sigue relacionando la sensibilidad en los
chicos con la debilidad.” (López, 2020)
146