Revista Latinoamericana de Difusión Científica
Volumen 1 – Número 1 - ISSN
Cultura, gestión pública, gerencia y sistema de relacionamiento
68-83
Hacer viable un cambio propuesto va a requerir de la acción de personas que
en determinadas posiciones lo hagan posible, incluyendo cuando la participación de
comunidades organizadas así lo exijan.
Tener una visión del mundo que compartimos y compartir esa visión
incorporando la del mundo y estado del bien-estar, bien-hacer que queremos crear
generando una capacidad de gestión mucho más viable, asertiva, efectiva y
comprometida que la que pueda expresar un mandato sobre la tarea. Esto vale para
cualquier dimensión del hacer, se trata entonces de manera prioritaria, desde
nuestra mirada, de compartir a todo nivel de la organización, los lineamientos
estratégicos de la misma (objetivos, propósito, misión, visión, metas, a quién se le
sirve, productos esperados, vinculación con el entorno), desde la posibilidad de su
formulación o revisión, da ese carácter antes mencionado. Ahora bien, sigue siendo
la condición humana la que hace posible el fortalecer ese proceso, y ello dentro de
una dinámica relacional humana, no es por si en la dinámica organizacional o
tecnológica, sea esta en la esfera privada o pública, lo que va a construir el convivir
en el bien-estar dado que:
Son nuestros deseos, nuestros gustos, nuestras preferencias, nuestras
ganas, nuestros quereres y no quereres los que guían nuestro hacer,
cualquiera sea éste, y es por esto que el curso que sigue el devenir de
nuestro vivir y convivir en nuestras actividades productivas y creativas
surge de nuestros deseos, y es en primer y en último término siempre
nuestra responsabilidad (Maturana/Dávila, 2007: 106).
Entonces al involucrarnos en el hacer responsable, evocamos un hacer ético
configurado por un marco relacional donde se actúa con plena consciencia del
querer hacer, y como quiera que reclamamos un cambio en el proceso de gestionar
lo público, y en especial de generar los cambios en dos dimensiones: en primera
instancia desde la participación de las comunidades organizadas, activas y
comprometidas con una nueva manera de participar en los asuntos públicos que le
son propios; y, por otro lado, desde la dimensión operativa en darle direccionalidad
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