Revista Latinoamericana de Difusión Científica
Volumen 1 – Número 1 - ISSN
Mirada metafórica de la realidad
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sensiblemente presente, el drama puede hallar un mundo que lo
contenga y lo cierre todo en sí mismo, aunque sea quizás un mundo
problemático” (Lukács, 1975: 313).
La esencia y su sufrimiento crea un universo completo que no le exige
recurrir al mundo empírico, le basta con evocar el mito que lo germinó. La totalidad
del universo de las tragedias está proyectado desde el interior mismo del mito. Se
aplica la fórmula kanteana, el mundo objetivo resulta de una proyección del mundo
subjetivo (de lo interior), por eso, aunque cambien las circunstancias históricas o la
mentalidad social, el drama como forma literaria continuaría produciendo un cierre
en sí misma, se soporta en su propio universo… “…el redondo mundo del drama,
ya por sí mismo lleno de sustancialidad y hecho de sustancialidad, no conoce el
contraste entre la totalidad y el corte, (…) para el drama, existir significa ser
cosmos, captación de la esencia, posesión de su totalidad” (Lukács, 1975: 316).
La lírica, el otro gran género de la literatura griega de la antigüedad, se
basa, para Lukács, en la soledad del héroe desde la cual desea comunión con los
otros (con la comunidad). El dilema de la lírica consiste en su exceso de
esencialidad; es imposible el diálogo como en la tragedia, solo se puede expresar
mediante el monólogo. Esta saturación de interioridad provoca que el sujeto lírico
exteriorice su propio mundo, con su lenguaje particular de metáforas,
constructoras de realidades propias. Aquí el mundo exterior resulta aún más
proyección del mundo interior que en la propia tragedia.
“
El lenguaje del solitario absoluto es lírico, monológico. (…) Esa soledad
no es solo la embriaguez del alma aferrada por el destino y convertida
en canto: es también la tortura de la criatura condenada a ser sola y
que se consume en deseo de comunidad (…) sólo en la lírica ese
destello repentino de la sustancia se convierte en repentina legibilidad
de arcaicos alfabetos perdidos; solo en la lírica el sujeto portador de esa
vivencia llega a ser portador exclusivo del sentido, única realidad
verdadera” (Lukács, 1975: 312- 330).
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