Revista Latinoamericana de Difusión Científica
Volumen 2 – Número 2 - ISSN 2711-0494
Jairo Martínez P.// Características generales del debate ideológico…93-115
Todo indica que, este sistema de ideas tiene su origen en los trabajos del filósofo
inglés John Locke (1632-1704). Al decir de Miranda (1991):
“(…) el foco dominante del argumento de Locke se centra en la búsqueda de los
medios que puedan asegurar el mayor grado posible de libertad individual dentro
de la sociedad. A este fin esencial apunta su propuesta de la división del poder,
de su separación en dos poderes —el legislativo y el ejecutivo—, cuyo equilibrio
posibilita su limitación y control recíprocos, lo cual hace más viable la
salvaguardia de los derechos individuales” (1991: 5).
A la par de los aportes de Locke sobre libertades civiles, derecho de resistencia a la
opresión y división de poderes públicos, la primera filosofía liberal también se nutre de los
aportes Rousseau, entre otros, que supone que el orden social no es algo natural, sino que
deviene de un contrato social originario suscrito entre personas libres e iguales que seden
cuotas de su libertad para estructurar un sistema político para la convivencia, que vino a
superar al estado de naturaleza en el que se impone el más fuerte. En este sentido, según
Payne (2002), el liberalismo anglosajón se sirve de dos grupos de pensadores: por un lado,
están los economistas políticos (Adam Smith, Malthus, Ricardo, James Mill, McCulloch,
Nassau Willim Senior y S.J Mill, entre otros. Por el otro, los filósofos políticos y radicales
benthamistas, como: Benthan, James Mill, Grote, Romilly, Place, Bowring, Molesworth y
Joseph Hume.
Más allá de sus particularidades, Payne (2002), sostiene que ambos grupos
coinciden en defender principios como la autónoma de la persona para definir su proyecto
de vida --en función sus propias capacidades, necesidades y aspiraciones--, el gobierno
mínimo como regla del laissez-faire y condición para que las “leyes económicas” operaran
de forma invisible para apuntalar el bien general y armonizar interés en colisión. No
obstante, en este punto Sartori (2009) contrasta entre liberalismo político y liberalismo
económico, también llamado como liberismo. Para este insigne politólogo la coincidencia
entre ambos constructos al parecer se debe una sincronía contextual, toda vez que las
grandes transformaciones industriales de occidente se gestan bajo los auspicios de la libre
competencia y del “evangelio” librecambista de la escuela de Manchester.
Por las razones aludidas, el liberalismo como sistema político termina por
confundirse con el liberalismo como el sistema económico de la revolución industrial,
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