Revista Latinoamericana de Difusión Científica  
Volumen 5  Número 8  
Depósito Legal ZU2019000058 - ISSN 2711-0494  
Revista Latinoamericana de Difusión Científica  
Volumen 5 - Número 8  
Enero Junio 2023  
Maracaibo  Venezuela  
Revista Latinoamericana de Difusión Científica  
Volumen 5 - Número 8 - Enero/Junio 2022- ISSN 2711-0494  
Dalila R. Morles Q. // Riesgo cardiovascular en adultos hipertensos de una población rural 8-26  
Riesgo cardiovascular en adultos hipertensos de una población  
rural del estado Falcón - Venezuela  
DOI: https://doi.org/10.38186/difcie.58.02  
Dalila R. Morles Q. *  
RESUMEN  
La enfermedad cardiovascular es causa frecuente de muerte y de discapacidad en la  
mayoría de los países según la OMS. Se cree que para el año 2030 afectará a cerca de  
2
3,6 millones de personas. El objetivo de esta investigación es evaluar el riesgo  
cardiovascular en adultos hipertensos de una población rural del estado Falcón –  
Venezuela. En este estudio descriptivo-exploratorio, se incluyó 55 hipertensos, obteniendo  
como resultados: a) la edad predominante fue de 23 - 83 años (56 + 7,47); b) 50,90%  
fueron femeninos; c) 3,63% pertenecían al estrato II, 3,63% estrato III, 87,27% estrato IV y  
5
,45% estrato V; d) 81,81% se encontraron con prehipertensión; e) 18,18% presentaron  
hipertensión arterial grado I; e) estuvieron presentes factores de riesgo cardiovascular no  
modificables: Edad/Sexo 69,09% (41,81% mujeres > 45 años, 27,27% hombres > 55  
años), antecedente familiar de enfermedad cardiovascular 89,09%; y modificables:  
sedentarismo 83,63%, hábitos alimentarios inadecuados 54,54%, diabetes mellitus  
2
9,09%, dislipidemia 23,63%, hábito tabáquico 21,81%, obesidad 3,63%. Finalmente se  
determinó el riesgo para enfermedad cardiovascular: < 10% 89,09%, 10 - 20% 7,27%, 20 -  
0% 3,63%. Se concluye que la totalidad de los casos estudiados presentaron factores de  
3
riesgos modificables y no modificables para enfermedad cardiovascular, y el riesgo  
predominante para padecer esta patología en 5-10 años fue de menos de 10%.  
PALABRAS CLAVE: Sistema cardiovascular, enfermedad cardiovascular, población rural,  
Venezuela.  
*
Recibido: 20/09/2022  
Aceptado: 17/11/2022  
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Volumen 5 - Número 8 - Enero/Junio 2022- ISSN 2711-0494  
Dalila R. Morles Q. // Riesgo cardiovascular en adultos hipertensos de una población rural 8-26  
Cardiovascular risk in hypertensive adults from a rural population in  
Falcon State - Venezuela  
ABSTRACT  
Cardiovascular disease is a common cause of death and disability in most countries  
according to the WHO. It is expected to affect about 23,6 million people by the year 2030.  
The objective of this research is to evaluate the Cardiovascular Risk in hypertensive adults  
of a Rural Population of Falcon State - Venezuela. In this descriptive - exploratory study,  
5
2
5 hypertensive patients were included, obtaining as results that the predominant age was  
3 - 83 years (56 + 7,47), 50,90% were female, 3,63% belonged to stratum II, 3.63%  
stratum III, 87,27% stratum IV, and 5,45% stratum V, 81,81% were found with  
prehypertension, 18,18% arterial hypertension grade I. Non-modifiable Cardiovascular Risk  
Factors were present: Age/Genre 69,09% (41,81% women > 45 years old, 27,27% men >  
5
5 years old), family history of cardiovascular disease 89,09%, and modifiable: sedentary  
lifestyle 83,63%, inadequate food habits 54,54%, diabetes mellitus 29,09%, dyslipidemia  
3,63%, smoking habits 21,81%, obesity 3,63%. Finally, the Risk for Cardiovascular  
2
disease was determined: <10% 89,09%, 10 - 20% 7,27%, 20 - 30% 3,63%. It is concluded  
that all the cases studied presented modifiable and non-modifiable risk factors for  
cardiovascular disease, and the predominant risk of developing this pathology in 5-10  
years was less than 10%.  
KEY WORDS: Cardiovascular systems, cardiovascular diseases, rural population,  
Venezuela.  
Introducción  
Las enfermedades crónicas no transmisibles, alcanzan hoy día proporciones  
descomunales, y por ende contribuyen en gran medida a la mortalidad del hombre; entre  
estos padecimientos destacan las enfermedades cardiovasculares, que han venido  
afectando de forma creciente y sostenida a poblaciones en edad laboral, por lo que son  
reconocidas como un problema de salud pública (Vega et al., 2011).  
La Organización Mundial de la Salud (OMS), considera que esta patología es la  
primera causa de muerte en la mayoría de los países (Arata C. 2011; Carmen et al., 2011;  
Domínguez, 2011; Guterbaun et al., 2011).  
Por ser una fuente importante de discapacidad, estas patologías generan grandes  
costos a las economías nacionales y provocan una carga significativa a los servicios de  
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salud, que para el año 2030 afectará a cerca de 23,6 millones de personas (Infante, 2011;  
Betancor, 2000).  
Venezuela, no se encuentra ajena a la situación antes descrita; de hecho, las  
enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte, y la tasa nacional de  
mortalidad es de 104 por cada 100.000 habitantes; de esta manera constituyen el principal  
problema de salud en la población adulta, ocupando el primer lugar como causa de muerte  
para los mayores de 45 años (Arata, 2011; Carreño, 2011; Acosta, 2011).  
En otro orden de ideas, uno de los pilares fundamentales para prevenir y, en cierta  
forma, frenar la gravedad de las consecuencias que acarrea una enfermedad  
cardiovascular, se encuentra en la determinación del riesgo cardiovascular, que no es más  
que la probabilidad que tiene una persona de padecer un evento cardiovascular en un  
determinado período. Así, la estratificación y cuantificación -especialmente en los  
pacientes que no padecen enfermedad cardiovascular-, es fundamental para establecer la  
intensidad de la intervención, la necesidad de instaurar tratamiento farmacológico y la  
periodicidad de las visitas de seguimiento (Vega et al., 2011).  
Para estimar el riesgo cardiovascular, las sociedades europeas de hipertensión  
arterial y cardiología, proponen una tabla en la que se tienen en cuenta los niveles de  
presión arterial sistólica y/o diastólica, edad, tabaco, colesterol total, colesterol ligado a  
lipoproteínas de baja densidad [c-LDL], c-HDL, antecedentes familiares de enfermedad  
cardiovascular precoz, obesidad abdominal, proteína C reactiva, lesión de órgano diana  
(
hipertrofia del ventrículo izquierdo [HVI], engrosamiento de la pared arterial, ligero  
aumento de la creatinina y microalbuminuria), presencia o no de diabetes mellitus y  
enfermedad clínica asociada. Según esta tabla los pacientes con presión normal-alta o  
hipertensión que tengan 3 o más factores de riesgo o lesión de órganos diana o diabetes  
mellitus son considerados de riesgo elevado (División, 2006).  
Del mismo modo, la OMS/ISH proponen las tablas de predicción del riesgo, que  
indican el riesgo de padecer un episodio cardiovascular grave, mortal o no en un período  
de 10 años según la edad, el sexo, la presión arterial sistólica, el consumo de tabaco, el  
colesterol total en sangre y la presencia o ausencia de diabetes mellitus en 14 subregiones  
epidemiológicas de la OMS (OMS, 2008).  
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Existen dos modelos de tablas. Uno de ellos es válido para los contextos en los que  
se puede determinar el colesterol en sangre; mientras que el otro se ha concebido para los  
contextos en que eso no es posible. Cada tabla debe usarse solo en los países de la  
subregión epidemiológica de la OMS correspondiente (OMS, 2008).  
Ahora bien, sumado a los esfuerzos para determinar el riesgo cardiovascular se  
encuentran las investigaciones centradas en estudiar la influencia de los factores de riesgo  
en las enfermedades cardiovasculares, quedando establecido que son todos aquellos  
elementos asociados a la incidencia y mortalidad de estos padecimientos; por lo que se  
deduce que al estimar la probabilidad de padecer uno de estos males se podrán generar  
estrategias ideales para prevenirlas eficazmente (Grua et al., 2008; Baena et al., 2006).  
En este aspecto, algunos de los resultados más promisorios se lograron a partir de  
los estudios de Framingham, realizados a partir de 1948 con el aval del Instituto Nacional  
del Corazón de los Estados Unidos; con ellos se dio inicio a un proyecto que con el paso  
de los años ha llevado a la identificación de los principales factores de riesgo  
cardiovascular (González et al., 2010).  
Así, entre los factores de riesgo para enfermedad cardiovascular se mencionan los  
biológicos, tales como: edad, género, hipertensión arterial, diabetes mellitus, obesidad,  
antecedentes  
familiares  
de  
enfermedad  
cardiovascular,  
hipercolesterolemia,  
hipertrigliceridemia, colesterol HDL; los dependientes de hábitos, que son: tabaquismo,  
alcoholismo, sedentarismo y mala alimentación (dieta rica en sal y/o grasas saturadas); y  
otros tales como estrés y condiciones psicosociales (Arata, 2011; MSD, 2011; Ponce et al.,  
2
011).  
Cada uno de estos factores se accionan con un mecanismo etiopatogénico  
diferente, por lo que pueden ser modificables y no modificables. Entre los no modificables  
están: la edad, el sexo y los antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular.  
(
Guterbaun et al., 2011; Ponce et al., 2011). Por su parte, los factores de riesgo  
modificables más representativos son: la dislipidemia, la hipertensión arterial, el  
tabaquismo, la obesidad, el sedentarismo, la diabetes mellitus, y el consumir una dieta rica  
en calorías y grasas saturadas y baja en el consumo de frutas y verduras (Betancor, 2000;  
Rubinstein, 2010).  
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Al considerar los factores de riesgo modificables, salta a la vista la importancia de  
uno de ellos, y este es la hipertensión arterial, que es un padecimiento en el que la presión  
de las arterias se eleva hasta una cifra que supone para los pacientes un riesgo de lesión  
en varios órganos del cuerpo (MSDS, 2007).  
El séptimo reporte del Comité Nacional Conjunto de Prevención, Detección,  
Evaluación y Tratamiento de la Hipertensión Arterial de los Estados Unidos (JNC VII por  
sus siglas en inglés) estableció una clasificación para las cifras de la presión arterial que  
son ampliamente aceptadas, y explican que una persona puede encontrarse en una de las  
siguientes categorías: Normal: sistólica menor a 120 mmHg, diastólica menor a 80 mmHg;  
Pre-hipertensión: sistólica 120 - 139 mmHg y diastólica 80 - 89 mmHg; Hipertensión  
Arterial Grado I: sistólica 140 - 159 mmHg y diastólica 90 - 99 mmHg; Hipertensión Arterial  
Grado II: sistólica mayor o igual a 160 mmHg y diastólica mayor o igual a 100 mmHg.  
Mientras que la II Norma Venezolana para el Tratamiento de la Hipertensión Arterial  
establece que las categorías que permiten clasificar la presión arterial son: Óptima:  
sistólica menor a 120 mmHg, diastólica menor a 80 mmHg; Normal: sistólica menor a 120  
-
129 mmHg, diastólica menor a 80 - 84 mmHg; Normal<